miércoles

Hoy caí en cuenta...

...que tiene más de un mes que mi bonita historia de amor (como generalmente pasa con las bonitas historias de amor) valió madres, pero lo verdaderamente preocupante de todo esto es que recapitulando todo este asunto, la drama queen no ha soltado ni una sola lágrima… momento, no aplaudan que aún no termino.

A lo largo de mi vida he tenido un par de significativos fracasos sentimentales, llenos de drama, de gritos y sombrerazos, de días sin comer, de noches de insomnio y todas esas cosas que ustedes ya saben porque seguramente ya los vieron en alguna comedia romántica, lamentablemente en mis historias las cosas casi nunca terminan tan bien como en Hollywood (películas de referencia: “el descanso” y “todo sucede en Elizabethtown”). A estas alturas está de más entrar en detalles, todo se resume a chico guapo, inteligente, encantador, y crash! mi corazón todo estrellado, muchas dudas en el aire, y castillos de arena desbaratados, que en teoría debía ser precedido por todo el doloroso ritual de “separación”, y es en esta parte donde aparece mi sobresalto, cuando el ritual no está siguiendo su habitual curso.

Dice Sabines que: “los amorosos viven al día, no pueden hacer más, no saben.” y de pronto me sorprendo viviendo al día, con las ilusiones extraviadas o tal vez un poco muertas, sin lágrimas para llorar porque en realidad ya no queda nada a que llorarle, con ese saborcito a nada entre los labios (sinsabores les dicen). Durante todos mis ensayos previos recuerdo haber visto mi corazoncito roto, pero también me recuerdo recogiendo los pedacitos e intentando que quedará la forma original, me recuerdo con la fe metida en los ojos, con la esperanza de que la próxima vez sería mejor, pero hoy sentada frente al monitor de mi computadora en la oficina que no me interesa levantar los pedazos, que no sé si quiero que haya una próxima vez.

Tal vez la diferencia en todo esto radique en que ahora no solo hay un corazón roto, también hay una fe bastante despotillada e ilusiones descompuestas y no sé por dónde empezar a repararme.

domingo

El post obligado de inicio/fin de año...


El 2011 lo comencé en un trabajo que verdaderamente odiaba, totalmente desencantada del amor y con muchas dudas, me pintaba un año verdaderamente lleno de incertidumbre; a lo largo de estos 12 meses las cosas se fueron componiendo, cambié de trabajo a uno por mucho mejor y que en verdad disfruto, me enamoré de un hombre maravilloso lleno de contrastes que me dejó montones de lecciones de vida, perdí a una de mis mejores amigas, encontré a otra de mis mejores amigas, tuve mi primer accidente automovilístico y luego me robaron el carro, después de 10 años decidí que era tiempo de darle un receso a la música, cumplí 24 años, fui célibe todo el año, me reí mucho, lloré un chingo, perdí muchos billetes de $200.00, aprendí que es mala idea guardar los billetes en la bolsa trasera del pantalón, inicié muchos proyectos, solo terminé 2, descubrí que cuando trabajas de verdad lees menos, me volví adicta a twitter y a los zapatos, compré muchos libros, aún tengo 2 pendientes, regalé mi corazón en el cuello de una oveja, llegaron a mi muchas vaquitas de peluche, me enfermé, gracias a Dios me curé, deje de hacerle fuchi a la música de banda, rompí un corazón (en esto perdí un amigo), me rompieron el corazón, más resignada que convencida tuve que dejar ir al hombre maravilloso lleno de contrastes, me tomé muchas fotos y me compré una pijama de vaca nueva.

Este año me dejó momentos y personas que no cambiaría por nada del mundo, me perdí y me encontré varias veces en el camino, y definitivamente no puedo decir que fue un año malo, pero hoy aquí, parada sobre este primero de enero no puedo negar el alivio que me origina el ver una nueva cifra en el calendario, el pensar todas las posibilidades que me está dando Dios al dejarme arrancar una vez más esa hoja con el 31 que da paso a la del 1, no puedo negar que tengo todas mis ilusiones puestas en que este año voy a sonreír más, a bailar más, a sentir más, a amar más, a enloquecer más seguido, a disfrutar más a los que tengo cerca, a intentar acercarme más a los que tengo lejos, y que voy a seguir siendo esa mujercita que se sube a sus tacones y se siente princesa, que camina despacio bajo la lluvia, eterna enamorada de la poesía de Benedetti y las gerberas, que llora en el cine y que solo se come los panditas rojos y amarillos, que lee el final de los libros antes de empezarlos, que le teme a los puentes peatonales y que nunca deja de soñar despierta.

Estimado señor 2012: su llegada me resulta emocionante y esperanzadora, y como a mí los Reyes Magos ya no me traen nada quería ver si mis peticiones se las puedo hacer a usted; ojalá me regale un poco más de malicia (solo la necesaria, la que me hace falta); le agradecería me ayudará con aquella dificultad mía para decir que no y ojalá me regale 2 sobrecitos más de madurez (el 2011 hizo su buena camba con esto último pero aún me falta para llegar a mis 25 con dignidad).

Pd: si se te pega mi maquina de escribir Remington y mi coche te lo agradecería bastante :)

Estimado señor 2011… GRACIAS TOTALES!